Jacques Ives Cousteau

Inventor del equipo de buceo autónomo, Jacques-Yves Cousteau dio a conocer al mundo entero la vida exuberante y silenciosa de los océanos que surcó durante cuarenta años.

Antes del comandante Cousteau, no se conocía más que la superficie del océano y sus profundidades constituían un mundo desconocido y amenazador. No es casual que haya sido el francés más conocido del mundo y uno de los hombres más populares de su país.. Gracias a sus invenciones, su amor por el mar y un agudo sentido de los negocios, Jacques-Yves Costeau ha hecho que centenas de millones de personas descubrieran las maravillosas especies, animales y plantas que pueblan el mundo subacuático a través de numerosas películas, libros y documentales.

Jaques Cousteau nació el 11 de junio de 1910 en Saint-André-de-Cubzac, cerca de Burdeos (en el suroeste de Francia).

La pasión de Costeau por el mar la descubre cuando se muda a las callas de Marsella, al sur de Francia, donde se instala su familia (a los 15 años de edad) y luego en la Escuela Naval de Brest (Oeste), en donde se forma como oficial de marina en el Jeanne d’Arc, buque escuela de la Marina Nacional; allí tiene la oportunidad de recorrer el mundo en su formación como Comandante.

Cuando surje la guerra, Cousteau se encuentra en la guarnición de Toulon. Ocupa su tiempo libre rodando con su cámara metida en un frasco, restos de barco y los magníficos fondos marinos del mar Mediterráneo.

En aquel entonces sólo se conocía para bucear las pesadas escafandras unidas por un tubo de aire a la superficie, demasiado complicado para Cousteau, que sueña con una escafandra autónoma. Un sueño que pronto se hace realidad, ya que en 1943 elabora con el ingeniero Emile Gagnan el equipo de respiración submarina basado en aire comprimido contenido en una botella. La patente del “Aqua-Lung” (en inglés, pulmón acuático), y los derechos de fabricación del aparato por parte de la empresa Aqualung, hacen que rapidamente, tanto Cousteau como Gagnan, cobren fama y renombre a nivel mundial.

Desde entonces, Cousteau bucea y bucea con ayuda de su invento, filmando restos de la guerra para la Marina o restos arqueológicos por puro placer de arqueólogo aficionado. En 1947 alcanza la profundidad de 100 metros y se entusiasma por la oceanografía. La asombrosa capacidad que tiene de financiar sus proyectos se desvela cuando en 1950 lord Guinness, un mecenas inglés, le regala un antiguo dragaminas británico. Transformado en navío oceanográfico, el Calypso se convertirá en protagonista de las aventuras del comandante Costeau sobre y bajo los mares.

Con su mujer Simone, con quien se casa en 1937, y sus hijos Philippe y Jean-Michel, el comandante Cousteau acoge a bordo a científicos de las más diversas disciplinas -geólogos, geofísicos, biólogos, zoólogos, arqueólogos, ecologistas- y explora cada temporada el mar Rojo o el Saint-Laurent, el Antártico o la Amazonia. De estos viajes nacen una cincuentena de libros, dos enciclopedias, varias películas y sobre todo un centenar de documentales para la television. Lo que el gran público conoce de la vida de los océanos se lo debe a la televisión de Cousteau…

Para Cousteau, la ecología forma parte fundamental en sus investigaciones. A base de recorrer los océanos, el explorador toma conciencia de las amenazas que los hombres infringen a los ecosistemas marinos y a toda la Tierra. En 1974 crea en Estados Unidos, The Cousteau Society, y luego en Francia la Fundación Cousteau (convertida en Equipe Cousteau en 1992) para promover la protección del planeta y recolectar fondos para sus expediciones

Director del Museo Oceanográfico de Mónaco entre 1957 y 1988, Cousteau es escuchado por los jefes de Estado del mundo entero. Mediante sus intervenciones en la tribuna de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) consigue hacer del Antártico una reserva protegida contra todo tipo de explotación. En 1988 entra a formar parte de la Academia Francesa.

El Calypso zozobra en el puerto de Singapur el 8 de enero de 1996, inmediatamente, Cousteau lanza una suscripción para construir el Calypso II, que debería salir al mar a finales de 1998 bajo la dirección de su segunda mujer. Lamentablemente, Cousteau no puede presenciar el lanzamiento de esta embarcación, ya que el 25 de junio de 1997 a la edad de ochenta y siete años fallece, constituyendo este hecho una de las pérdidas más grandes dentro del mundo científico y ecológico, el mar había perdido a su más grande amigo y defensor…

Fuente: Sitio de la Diplomacia Francesa: http://www.france.diplomatie.fr